Temporada de piscinas: Prevención y cuidados

Al igual que la temporada de verano pasada, este año nuevamente podremos disfrutar de piscinas y playas pero siempre teniendo en consideración las siguientes recomendaciones con el objetivo de disminuir los focos de contagio en estos espacios y prevenir accidentes.

Respecto a esto, es importante recordar que los principales riesgos están en las piscinas caseras, puesto que tienden a relajarse las medidas de desinfección y limpieza, respecto a las piscinas públicas, donde existe un responsable de la cloración del agua y las demás medidas de cuidado para prevenir contagios. Además, tal como en otros espacios donde hay aglomeraciones, es importante que cada persona use sus accesorios individualmente, tales como la toalla, reposeras, y otros elementos.

Mientras que en el caso de las piscinas públicas, los niños y los adultos que los acompañan tienen que tener siempre presente la posibilidad de un contagio, que ciertamente es mucho menos probable que en otro lugar público, además que uno de los elementos a considerar es el uso de toallas y otros accesorios individuales, además de las recomendaciones de distancia social y uso de mascarilla fuera del agua, para así disminuir las posibilidades de contagio.

Asfixia por inmersión: un peligro latente en temporada de piscinas

Otro tema importante también en esta época de verano, son los accidentes por inmersión, uno de los principales riesgos que enfrentan los niños en estos espacios, ya que desde hace varios años, las piscinas públicas son más seguras que una domiciliaria, puesto que en las instancias públicas hay un salvavidas observando a los bañistas. Asi mismo, es relevante que los padres cuenten con conocimientos de reanimación básica, a fin de favorecer una óptima prestación de primeros auxilios y la integración del concepto de “siempre vigilante”, puesto que es necesario contar con una cultura de la prevención en que la que los padres y adultos tengan claro que este entretenido elemento de esparcimiento guarda un riesgo silencioso.

Por otra parte, el ahogamiento es lo más dramático que puede ocurrir, pero existen otros accidentes, tales como caídas y lesiones cervicales a raíz de los tradicionales piqueros, insolación o picaduras de insectos en niños proclives a la urticaria. Por esto, se aconseja seguir las siguientes recomendaciones para responder ante un ahogamiento por inmersión:

  • Mantener la calma y pedir ayuda.
  • Pedir a la primera persona que concurra a ayudar que llame al 131.
  • Sacar al niño del agua y posicionarlo en una superficie plana y dura.
  • Fijarse si respira. Puede ser de utilidad darle un golpecito en el hombro y preguntarle si se encuentra bien.
  • Asegurarse que la vía aérea esté permeable, es decir, que no haya restos de alimentos en la garganta. Retirarlos con la mano. Evitar hiperextender el cuello.
  • Si no responde ni respira, mantener al niño bien alineado boca arriba, cubra la boca y nariz del accidentado y provisto de una mascarilla, la cual siempre debemos usar en contexto de la pandemia. Seguido a esto, inicie la respiración boca a boca. Dar cinco ventilaciones de rescate, asegurándose de que el pecho se mueva con cada ventilación.
  • Observar si hay respiraciones espontáneas y recuperación del color. Tratar de palpar el pulso femoral en no más de 10 segundos. Si no hay recuperación, iniciar las compresiones torácicas, en el centro del pecho, a un ritmo de 30 compresiones por 1 ventilación, sumando 100 compresiones por minuto. Las compresiones deben conseguir hundir el tórax en 1/3 de su diámetro anteroposterior, con los brazos extendidos y una mano sobre la otra.  Con ello se logra hacer circular la sangre.